martes, 5 de abril de 2016

Mi cruz +

La cruz -especialmente para las personas de la religión católica- es el máximo símbolo de la fe, porque el hijo de Dios murió en ella y su acto fue la muestra más grande de su amor.

Generalmente, en todas las iglesias está una réplica de Cristo crucificado, recordándonos ese amor inmenso, puro, poderoso y genuino que nos regaló y que vive en cada latido de nuestro corazón. 



Así como en las iglesias, Jesús nos dio nuestra propia cruz y (casi siempre) asociamos "cargar nuestra cruz" con "dificultades", puede que sea así la mayoría de las veces, pero va mucho más allá. 

Y va mucho más allá cuando empezamos a comprender que nuestra cruz está hecha con el mismo amor y misericordia con la cual Jesús murió en ella; entonces, ¿Cómo será sólo una "dificultad" cuando está hecha de los mejores sentimientos de Dios?

Se trata, considero, de cambiar el enfoque, de pensar de forma diferente, de vernos como enviados de Dios, con una cruz que representa nuestra bendición y nuestra fortaleza y que debemos poner en práctica la fe que le tenemos en las dificultades que enfrentemos. Nuestra cruz, mi cruz, no es una dificultad, es la herramienta que Dios me dio para afrontar la adversidad. 

Por eso, cuando por la calle te digan "Bueno, esa será tu cruz?", con todo el amor del mundo responde que "Sí, es mi cruz y la cargo con mucho orgullo". Dios no es loco para darte un peso que no puedas soportar y aunque a veces lo parezca solo quiere que demos lo mejor de nosotros mismos, porque él sabe que somos tan poderosos como creamos ser. Todo está en tenernos fe, en creer en nosotros mismos y en creer en Dios. 

Mi cruz es mía y por ello me siento bendecido. Mi cruz es mi fortaleza, mi cruz es la gracia que Dios me regaló para ser un instrumento de su buena voluntad aquí en la tierra. Mi cruz es poderosa y me siento orgulloso de cargarla y de que -a través de la fuerza del amor y la amistad- me demuestre que lo importante en la vida es actuar de buena fe, con el corazón puro y con nobleza para dejar mi huella en el mundo. 

Claro, a veces, hay personas que sienten envidia si uno -por la magia de la amistad- carga su cruz con una persona con la que tienes una empatía y conexión especial. Lo importante, es usar el engranaje de la amistad y seguir adelante. 

De este modo, como en la imagen, la empatía de la amistad nos otorga una genuina forma de amor para cargar mi cruz y seguir adelante. 

Tengo mi cruz y la cargo con optimismo, amor, sonrisas y con gran convicción en mis ideales. Mi cruz.



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